“El Ballet es todo en
mi vida”
Días pasados, la Intendencia de Colonia informaba en su página Web
que se encuentran abiertas las inscripciones, durante todo el mes de marzo, en
la escuela de Ballet Clásico de Nueva Palmira. Pueden inscribirse personas de
ambos sexos; a partir de los seis años de edad cumplidos.
Según el comunicado de prensa, la mensualidad del curso
tiene un costo de $U100 (no incluye emisión de recibo), otorgándose becas de estudio
en caso de ser necesario.
A los efectos de
informar a los que estén interesados:
En el nivel preparatorio se realizan ejercicios en el piso. Luego
de adaptados estos, se pasan a niveles técnicos superiores, en donde se
fortalecen y así dan ligereza al cuerpo, sin ningún esfuerzo notable para poder
realizar ejercicios en la Barra
y en el Centro. Para continuar se ejecutan movimientos sobre las puntas de los
pies (solo las bailarinas), giros y saltos. Una vez que están preparados, tanto
la bailarina como el bailarín, es momento de aprender juntos las figuras
tradicionales, que unidas forman el Pas de Deux (Paso de dos).
Con el propósito de conocer un poco más acerca del Ballet y
sus efectos en una bailarina, COLONIA
¡WAKE UP! entrevistó a Soledad Gago Delfino, quien con 18 años de edad,
considera al Ballet como un estilo de vida y una manera de comunicarse.
Fotografía: Gentileza de Soledad Gago |
“El ballet es todo en mi vida. Bailo desde hace 14 años, y a
medida que pasa el tiempo, más me convenzo de que es mi pasión. Amo y disfruto
cada clase, ensayo, y actuación como si fuese la última vez que fuera a bailar.
Pienso que el ballet me permite comunicarme a través de mi cuerpo, que me
libera totalmente, me permite vivir experiencias inolvidables.
Cada actuación, es mágica, estar arriba del
escenario es una sensación única, increíble. Me siento en mi mundo, me siento
yo misma. Aunque también debería decir, que detrás de esa
actuación, hay muchísimas horas de trabajo, de ensayos, de dolores musculares,
de ampollas provocadas por las zapatillas de puntas, de transpiración, de
esfuerzo para que salgan 5 pasos coordinados, y muchísimas cosas más que el público
no ve.
En el año 2011, se creó el Ballet Juvenil de
Colonia, del cual formábamos parte algunas alumnas del ballet de la casa de la
cultura de la ciudad de Colonia del Sacramento. En mi caso en particular, tenía
que viajar entre 3 y 4 veces a la semana a Colonia del Sacramento, debido a que
yo vivo en Nueva Helvecia. Podría decir y asegurar, que en el 2011 el ballet
fue mi prioridad. Ensayábamos lunes, miércoles, viernes, y muchos sábados
también. Los ensayos comenzaban a las 15:30hs, y finalizaban alrededor de las
19:00hs. Debido a esto, me iba a Colonia a las 14:00hs y llegaba a mi casa a
las 21:00hs. Los sábados, ensayábamos a la mañana. Me tuve que acostumbrar a
estudiar para el liceo arriba de un ómnibus, o encerrada en el camarín
(mientras otras chicas ensayaban). Perdí muchos momentos con mis amigos y
familia. Mi papá me decía que estaba por quedar loca, mi mamá me pedía que
“bajara un cambio” y descansara (aunque yo no lo hacia).
A pesar de todo esto, estoy completamente
convencida de que ese año con el Ballet Juvenil de Colonia fue una de las cosas
que mas disfrute en mi vida, y que realmente me hizo sentir llena, feliz.
Fotografía: Gentileza de Soledad Gago |
Hay mucha gente que critica a los bailarines, pero
nadie sabe realmente el sacrificio que implica bailar. Para el ballet, hace
falta dejar el alma en cada paso, en cada clase, ensayo o actuación… Por eso,
cada vez que veas a un bailarín, apláudelo de pie, porque para estar allí, su
esfuerzo fue tres veces mayor del que te imaginas Porque el ballet no consiste
solo pararse en las puntas de los pies, o dar giros, también puede ser una
razón más por la cual vivir. ..”
Indiscutiblemente, este testimonio nos deja cierta emoción. Soledad,
es un claro ejemplo de sacrificio, voluntad y perseverancia. Apostemos al arte
y a realizar lo que más nos gusta sin que un “no puedo” nos desaliente. Dejemos
atrás cuestiones fútiles y valoremos lo que necesita ser valorado. Ampliemos
nuestros horizontes idealizando nuevos proyectos y tratando, en lo posible, de
cumplirlos.
¡Adelante juventud!
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